
Descubrí hace poco que cuando no se tiene nada de que hacer, muchas cosas terminan haciéndose... positivas, pero una que otra que dan escalofríos.
Hace algo mas de un mes largo que estoy sin trabajo, luego de una desagradable experiencia con quienes creí que eran mis paisanos y amigos, claro está, sin obviar el sentido de jerarquía organizacional que había pero lo sucedido me dejó 'plop', y a eso no le doy importancia porque las cosas negativas no tienen porque fortalecerse, es mejor hacer retrospectiva y aprender de lo sucedido.
En este tiempo que inicié mi larga travesía, porque lo puedo catalogar como un viaje, y empaque para este viaje una maleta llena de ansiedad, temores, desconfianza de todo y todos y dejé de fuera lo mas importante: la fé, la perseverancia y la capacidad de visualizar.



Me detuve en el viaje por un momento, abrí la maleta y saque lo que no valía la pena. Metí en la maleta, cosas sencillas pero muy valiosas: un dosis de mega-fé.
Cuando no se tiene nada que hacer, sencillamente la clave es confiar, esperar, leer mucho, persistir, hablar llorar y desahogarse; orar con el corazón en la mano; apoyarse en los demás, escuchar, dejarse ayudar, reinventarse, no dejar de soñar y visualizar lo que queremos.

Estar sin trabajo no es un pecado, ni nada que se le parezca así que cuando se crea que no se tiene nada que hacer, jajaja, pellizcate!!! ya que estas equivocado; hay mucho por hacer teniendo presente que todo sucede por algo y quien quita que sea para entrar en la etapa de los 're': re-organizarse, re-encontrarse, re-vivir y todos los demás que se consideren posibles.
PD: Ahhh...! sobre la cosas que dan escalofríos talvés algún día lo hable porque fue parte de mi 're', donde el agua bendita, las rodillas en el suelo y la luz me limpiaron.