Alixon Navarro Muñoz

19 nov 2010

AMENA REFLEXIÓN A PARTIR DE UNA UNICA EXPERIENCIA DE VIDA: EL TIEMPO CURA Y RESIGNIFICA.

Hace mas o menos 4 años me separé de un hombre que fue muy importante y con quién compartí muchos años de buenas, duras y maduras. Luego de tal hecho tan devastador, quedé arida y seca como un desierto, en mi no florecía el ánimo por la vida y la lluvia que me caía lo unico que hacia, era lavar las constantes  e incesantes lagrimas por la perdida, por el orgullo herido y por la soledad irremediable que me hacía ver un futuro incierto.
A partir de este momento comenzo la carrera no contra el tiempo sino con el tiempo a cuestas. Mucha constancia y a peso de trabajo, 'distracciones ocasionales', lecturas constructivas y familia; largas, dolorosas y liberadoras oraciones; muchísimo cariño  y compañia de mis hijas; luego de mucho gimnasio, cine y chocolate, aquella coraza que tenía, y de la cual no estaba consciente, empezó a desprenderse de mi piel y de la esencia de mi alma. 
Solo con un ejercicio voluntario de estos de retrospección, con algunos conocimientos adquiridos estando rodeada de un grupo maravilloso equipo femenino de profesionales en trabajo social y psicología, he podido encontrame, desarrollar mi pensamiento y mis actuaciones con un lógica diferente.
Gracias a esta oportunidad que el destino, Dios y la vida me pusieron, se enriqueció mi vida y su forma de verla, hasta de asumir un mejor rol como madre, como mujer, como profesional y como ser humano. Y en esta lógica fui re-descubriendo mi esencia, mi valor interior, mi potencial, mi capacidad para comunicarme acertadamente, mi perdón interior y exterior, y por que nó, hasta mi olvido.
A raiz de todo esto, complementando aquella frase que reza 'el movimiento genera movimiento' muchas cosas se me fueron dando, nuevas oportunidades en todos los sentidos; pero tambien se me fue convirtiendo en una casi obsesiva busqueda (a punta de ensayo, error y reintento) de aquello que me complementara, que hiciera completa mi resignificación, porque eso sí,  arranque de cero con un cambio de fachada, por jocoso que suene, si, asi fue: cabello, rostro, prendas, accesorios y mucha actitud. No quedaba sino esperar a que llegara ese algo o alguien; si  afanes y hasta con cierta paciencia y resignación no busqué más y deje que el agua siguiera su cauce natural.
Hace pocas semanas llegó sin proponermelo. El amor tomó una forma inesperada, incluso me hizo pensar si talves se trata de algo misterioso que el destino volvio a cruzar en mi camino, con la diferencia de poder verlo con más claridad ahora. 
Puedo decir con mucha propiedad que cuando se ha amado con tal intensidad que te duelen hasta los huesos y luego se pierde todo, increiblemente el ser queda vacio y al mismo tiempo libre, para llenarse nueva y progresivamente,  sin afán con la debida asimilación y preparación.
Puedo decir con plena conciencia, que el tiempo jugó y juega un papel  muy importante: resignificó, re-hizo, curó y me dejó lista para emprender un nuevo camino. Para equivocarme sin temores como parte de la vida y elemento esencial para aprender; un camino para el que estoy lista y si me vuelvo a caer... que no lo creo, pues vuelvo a alzar la mirada, a levantar la cabeza, a erguirme, a limpiar mis rodillas y seguir viviendo esta vida maravillosa que Dios, el arquitecto del universo me dió.